12/22/2007

atrás del escándalo

allá en el fondo, bien profundo, hay una voz que me dice:

-no seas tonto, cagate de risa, cagate de risa.

cuando más modernos se hacen los tiempos, más antiguos son los pesares

ya planté un eucaliptus modificado genéticamente

ya tuve un hijo de probeta

ya escribí un blog

ahora sí, puedo descansar en paz...

ahora sí pueden reemplazarme la sangre por líquido refrigerante y congelarme.

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por medio de este testamento dejo todo lo que tengo y también todo lo que no tengo.

lo amado y lo desconocido

lo perdido, lo olvidado, lo imposible

lo que no se puede conocer

la magia, la maravilla, el horror

lo inocente y lo pervertido

12/13/2007

chau víctor (¿o será hasta luego?)

parece nomás que a partir de hoy víctor sueiro tiene una certeza total acerca de la muerte. parece nomás que el hombre que un día volvió de la muerte para contarlo ahora sí se fue.
¿será como él contó?
¿no tendrá pasaje de vuelta?
yo, por la dudas, le dejaría por un tiempo la habitación armada.

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durante varios años, la crisis fue tan apremiante que la gente ni siquiera se podía morir. o tal vez era que nadie quería morirse en un periodo tan nefasto, tanto, que no daba ni para morirse. parece que el crecimiento económico al 8 por ciento anual nos relaja, nos tranquiliza, y chau pinela, nos empezamos a morir todos como moscas.

hablo de la muerte natural. no de desnutriciones, de gentes asesinadas, ni de cuerpos destrozados entre fierros retorcidos después de los accidentes de tránsito. tampoco hablo de los que como víctor mueren en manos de los médicos, de los cirujanos. hablo de los que se mueren de muerte.

pareciera que estar alerta, atento, incluso quizás asustado, ahuyentara la parca de los alrededores, como si la parca no gustara de la gente que está en esos estados de sensibilidad. también pudiera ser que nadie esté dispuesto a morir en momentos tan de mierda. ¿y si la bonanza, la tranquilidad y la autosatisfacción, nos hacen morir más estúpidamente, más fácilito?

no sé... cómo mierda lo voy a saber... pregunten a víctor.

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a veces pienso que nos morimos para adentro, hacia el mundo de los sueños.
¿pero cómo podría ser posible?
qué se yo, es todo tan raro.
también creo que la muerte no es tan nefasta como la pintan.
terrible, sí, ahí, la innegable belleza de la muerte.

12/06/2007

pero si acá estamos bárbaro

recibí una cadena que incitaba a la oración y al agradecimiento al señor por no padecer hambre extremo como los niños africanos. en la presentación de powerpoint se sucedían unas fotos tremebundas de muertos por desnutrición, o imágenes de sedientos desnutridos que bebían orina de camello en el desierto, las imágenes anclaban en textos del estilo: “gracias señor por darme tan fácil la comida por unas pocas monedas”, “debes sentirte afortunado de vivir en esta parte del mundo”, “me siento muy agradecido por lo que tengo hoy”, “espero que estas fotos sean un recordatorio de lo afortunados que somos”.

y, claro, uno puede pensar: sí todo bien, sino fuera porque el que pronuncia esas palabras parece el mismísimo demonio, quien podría fácilmente continuar la presentación con las siguientes frases: gracias señor porque aunque mis miserias sean muchas hay gente aún más miserable que yo; también te doy gracias señor por no haberme hecho el último orejón del tarro ya que existen otros más pisoteados que yo. porque yo señor seré una basura pero al lado de esos negritos... mi dios.

gracias por castigar nuestros pecados con tanta benevolencia porque no me quiero ni imaginar lo que habrán hecho esos negritos para que los destroces de esa manera horrible. gracias señor por ser tan indulgente con nosotros que solamente robamos a ahorristas, a jubilados, a empleados de toda índole señor, nada más violamos niñitos indefensos, apenitas torturamos e hicimos desaparecer presos políticos, traficamos algunos pocos niños y órganos y abandonamos pobres en la calle, nada más, pero esos negros, señor, esos negros tienen que haber hecho horribles porquerías para que les envíes tus siete plagas al mismo tiempo.

también te agradezco señor esta vida insulsa, pedorra, frívola y enajenada, porque al menos no me muero de hambre como esos negritos africanos; y también gracias señor por las quince horas de trabajo por día, sin francos ni feriados, porque puedo tomar agua, y muchas muchas gracias por haberme hecho habitar esta parte del mundo donde todos somos blanquitos y no tenemos nada nada de hambre. y ahora sí, pongámonos a orar todos juntos por no ser unos negros africanos que andan mendigando comida y oremos también para agradecer este asadito, bien regado con vino tinto y también gracias señor porque pudimos pagar un traba de postre para todos los amigos.

amén, amén, amén, a menudo llueve.


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cuando estábamos de sobremesa entró la mujer. petisa, gorda, desalineada y en pedo. entró con movimientos inciertos y palabras prepotentes. se guardaba unas monedas en el corpiño, que se le caían por la panza. y repetía la operación una y otra vez. nos preguntó si la invitábamos a comer y le ofrecimos lo que quedaba en nuestros platos, que era bastante, porque nosotros ya estábamos hasta el caracú de comida. dijo que no quería y fue hasta la barra y pidió una milanesa, pero le cortaron la cara en seco. bueno, entonces déme una cerveza bien fría... no, ya estoy por cerrar, ya no vendo nada.

la mina volvió y se puso a hablar de nuevo con nosotros. vengo de la morgue judicial, fui a ver a mi hijo que está muerto. a mí no me van a pasar, yo soy analfabeta, no sé leer ni escribir, pero no me van a tocar la pierna. sabés lo que es que se te muera tu hijo? a mi hijo no me lo toca nadie... pero ahora ya me lo tocaron. me das un trago de cerveza?

-sí, tomá. querés comer un pan?

-no, el pan me lo compro yo, yo tengo mi plata, trabajo... en la calle, soy trola, pero ya no quiero trabajar más. ustedes se ve que se aman. sí, se aman. cuidensé. yo ya no confío en nadie. soy puta pero ya no quiero más. lo hago por mis hijos pero ahora a mi hijo lo tengo muerto. ¿sabés lo que es tener a tu hijo muerto?

se sentó en una silla en la mesa de al lado. sus movimientos eran tan bruscos que uno no sabía si se iba a tirar toda la cerveza encima, o si uno se iba a ligar todo el líquido en la cara, o si la mina finalmente lograría llegar con el vaso hasta los labios. y llegaba, era una experta en movimientos brutos, violentos, desacertados, al borde de la catástrofe, pero con final feliz.

yo soy trola, soy puta. trabajo en la calle. a los once años trabajé por primera vez. mi mamá me hizo trabajar. mirá como tengo todo cortado, mirá como tengo. yo hago todo por mis hijos. yo no tenía hijos, pero mi mamá me decía que tenía que trabajar para cuando tenga hijos. pero cuánto se gana... yo cobro 30 pesos pero no quiero trabajar más en la calle. ahora voy a cuidar una viejita que está enferma y voy a ganar 25 pesos por día. porque trabajo por diez, por cinco... mirá esta cadenita, me la dio uno que me dijo: me costó como quince pesos... me la tomás? si querés te la regalo...
-no gracias, está bien.

cuando se cambió de la mesa de al lado a la nuestra, nos empezamos a acostumbrar a su brutalidad: movía las sillas con desprecio, se sentaba con desprecio, agarraba el tenedor con desprecio, pinchaba los ñoquis y el estofado que quedaba con desprecio, y se lo llevaba a la boca con desprecio. también masticaba con desprecio, pero cuando lloraba la habitaba la tristeza. la mina estaba desolada.

mi papá se está muriendo. tiene mal de parkinson. sabés lo que es que se te esté muriendo tu papá? cómo lo voy a resistir? y no es mi papá de sangre, es el hombre que me crió y se está muriendo... yo me quiero morir también. me voy a tirar abajo del tren. y tengo una hija. también tengo una hija. no soy mentirosa. soy puta y tengo cáncer. tengo cáncer en el busto. tengo miedo. ya voy a ir al hospital. voy a ir esta semana. mi papá me dice vos podés que sos linda, pero antes no chupaba, y ahora también chupo.

agarró servilletas con desprecio y brutalidad. se limpió los mocos despectivamente. me pidió otro cigarrillo y me pidió que se lo prendiera. le ofrecí el encendedor, pero insistió en que se lo pendiera yo. se lo prendí. encendí un cigarrillo para mí, me levanté y pagué la cuenta. cuando volví a recoger mis cosas me mangueó dos pesos para viajar. salimos los tres a la calle y empezamos a caminar. la noche estaba fresca y en el cielo despejado se veían estrellas.

se nota que ustedes se aman. ella es linda, hacen linda pareja. les va a ir bien. cuidensé. a dónde van ahora?
-ahora nos vamos.
-¿nos podemos ir los tres?
-no, no nos podemos ir los tres.
-uh mirá a este! le pego una trompada?
-no, cómo le vas a pegar una trompada, mejor decile un piropo.

se acercó al joven guardia de seguridad de la empresa de colectivos y yo no estaba seguro si le iba a pegar una trompada. pero no, se quedó arrinconándolo contra el pilar ante la cara de desconcierto del tipo. caminamos unos treinta metros y nos dimos vuelta para mirar. seguía arrinconando al guardia de seguridad, justo nos miró. chau! le gritamos. chau! nos contestó.


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lanús salió campeón del torneo de primera división y arsenal de sarandí es el campeón de sudamérica. y lo voy a decir con todas las letras: en la zona sur del conurbano bonaerense está el mejor fútbol de la argentina. y, sí, me vanaglorio de que nadie juegue al fútbol mejor que nosotros.

y no me vengan con que rosario, con que santa fe, con que córdoba, con que la zona oeste del conurbano, con que tucumán, con que la capital federal, con que san martín, napoleón y la concha puta de la madre... no papá, no me vengan, porque la papa, bebé, ta acá, en la zona sur. hay ejemplos de sobra para argumentar a favor de mi argumento, pero voy a usar uno solo, eso sí, irrebatible, un ejemplo que entra en una sola palabra: diego. sí, diego, no me vengan con quién es diego. nació y aprendió a jugar al fútbol en villa fiorito, partido de lanús (o lomas?), zona sur del conurbano bonaerense. punto y aparte.

12/01/2007

qué les importa que nadie les haya preguntado nada

si me preguntaran a mí, yo diría que la frase: “si me preguntaran a mí, yo diría que...” es una de las frases más aborrecibles que conozco. es la frase preferida del metiche, del que quiere entrar a donde nadie lo llama, del entrometido. también constituye la amenaza más precisa que un comedido pueda expresar, y ya se sabe, que el comedido siempre queda mal.

está científicamente probado que sea cual sea la geografía que uno habite y haga uno lo que haga, siempre se topará con algún sujeto que pronuncie: “si me preguntaran a mí...” ¿pero qué pasa? ¿no te das cuenta que nadie te preguntó nada, que a nadie le importa un pepino lo que puedas decir? pero el pronunciador de la devastadora frase hará como si nada y continuará inexpugnable: “yo diría que...”

porque a los sujetos de esa calaña no le interesa para nada si les preguntaron algo o no, no les hace mella que nadie los haya consultado. ellos necesitan manifestar su contrariedad, gritar su antagonismo con lo que sucede. y no está de más observar de nuevo, y con mucha atención, su modus operandi, su demoníaca oportunidad encerrada en la frase: “si me preguntaran a mí, yo diría que...”. porque estas palabras son el esqueleto de la maldad, en esa combinación de fonemas se agazapan como una serpiente, hacen silbar su lengua, clavan sus colmillos e inyectan su veneno.

nos advierten que así como estamos haciendo, está mal. y por increíble que parezca, estos sujetos a quien nadie necesita, necesitan a los demás, pero los necesitan únicamente para enrostrarles sus equívocos utilizando su frase mágica. nos necesitan para torturarnos, y si me preguntaran a mí, yo diría que los que pronuncian esta frase llegaron al mundo para molestar, para estorbar, y, sin duda alguna, para impedir la paz mundial.

estos sujetos miserables habitan sin distinción de género en cuerpos masculinos o femeninos, pueden ser niños o ancianos, judíos, musulmanes, bomberos o granjeros. escudados en su asquerosa frase, pretenden obligar al hacedor a dudar de sí mismo, enlodan el terreno, proponen otros términos y, si todo sigue igual, anuncian el futuro fracaso y se acurrucan en un rincón a frotarse las manos...

están al lado del asador diciendo que hay mucho o poco fuego. están en la agencia de publicidad ofreciendo comas y adjetivos. son el compañero de banco que nos dice que para él, nuestro examen está mal. pululan en los bancos y shoppings ofreciendo servicios y seguros que nadie necesita. caminan por el vecindario dando consejos sobre el embarazo de nuestra hija adolescente. y en la comisaría nos guiñan el ojo mientras ofrecen el abogado correcto para solucionar el problema. están arriba, abajo, al centro y adentro.

siempre están al lado de los presidentes de las grandes potencias mundiales. y, claro, son imprescindibles al lado de los gobernantes de los países que deben empobrecer. se los cuentan por miles en las empresas multinacionales, estatales y mixtas. estos sujetos están en todos los lugares donde nadie los necesita: en la cocina, en el baño, en la plaza y en la escuela. en el trabajo, en el bar, en el diario, en la tele y en la cama. en el sindicato, en la iglesia, en el puticlub y, muchos, muchos, viven de la ciencia.

si me preguntaran a mí, yo diría: ¡no ves desgracia universal que nadie te preguntó nada!

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“las ideas, o bien llegan solas, o bien son una mierda total”, decía el tipo mientras compraba una nueva propiedad con los derechos de autor que cobró por el próximo libro que todavía no escribió.

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es un gran artista: tiene cuatro guardaespaldas.

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sus canciones son tan hermosas, tan originales, que nadie las edita.

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no había guitarra y artista,

era todo lo mismo.

no sonaba una melodía

todo era canción