12/13/2007

chau víctor (¿o será hasta luego?)

parece nomás que a partir de hoy víctor sueiro tiene una certeza total acerca de la muerte. parece nomás que el hombre que un día volvió de la muerte para contarlo ahora sí se fue.
¿será como él contó?
¿no tendrá pasaje de vuelta?
yo, por la dudas, le dejaría por un tiempo la habitación armada.

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durante varios años, la crisis fue tan apremiante que la gente ni siquiera se podía morir. o tal vez era que nadie quería morirse en un periodo tan nefasto, tanto, que no daba ni para morirse. parece que el crecimiento económico al 8 por ciento anual nos relaja, nos tranquiliza, y chau pinela, nos empezamos a morir todos como moscas.

hablo de la muerte natural. no de desnutriciones, de gentes asesinadas, ni de cuerpos destrozados entre fierros retorcidos después de los accidentes de tránsito. tampoco hablo de los que como víctor mueren en manos de los médicos, de los cirujanos. hablo de los que se mueren de muerte.

pareciera que estar alerta, atento, incluso quizás asustado, ahuyentara la parca de los alrededores, como si la parca no gustara de la gente que está en esos estados de sensibilidad. también pudiera ser que nadie esté dispuesto a morir en momentos tan de mierda. ¿y si la bonanza, la tranquilidad y la autosatisfacción, nos hacen morir más estúpidamente, más fácilito?

no sé... cómo mierda lo voy a saber... pregunten a víctor.

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a veces pienso que nos morimos para adentro, hacia el mundo de los sueños.
¿pero cómo podría ser posible?
qué se yo, es todo tan raro.
también creo que la muerte no es tan nefasta como la pintan.
terrible, sí, ahí, la innegable belleza de la muerte.