12/11/2006

fábulas citadinas: el disco y los perros

el disco era muy bueno, pero tenía un problema: los perros no lo podían soportar. a los cinco segundos empezaban las reacciones de pánico y desesperación. después del segundo tema todos eran intentos de suicidio: se arrojaban desde balcones y terrazas, trataban de degollarse atravezando ventanales, se comían frascos de veneno para ratas. en fin, hacían todo lo que podían para dejar de escucharlo... incluso asesinar a los propietarios de los reproductores de discos.

pero así y todo los canes no fueron escuchados y comenzó la primer gran huelga universal del mejor amigo del hombre.
los perros empezaron a ladrar cuando no había nadie a la vista y a guardar silencio de cementerio cuando aparecía alguien, gruñían amenazantes a sus dueños y movían la cola con despreocupación ante desconocidos, descuidaban a los niños, comían frutos de las huertas y corrían a las gallinas con intenciones absolutamente deshonestas, entre otras afrentas intolerables.
el resentimiento no tardó en florecer y la cacería no tuvo tregua ni escatimó medios.

yo nunca vi perros, pero cuentan que eran seres traicioneros y feroces, silenciosos y efectivos. hablan de las jaurías y se me eriza la piel: dicen que no se escuchaban, ni se veían, solamente se olían.
el olor, el gruñido y la nada.

es un disco tan bueno. lástima que los perros no lo podían soportar.