2/05/2005

Para qué ir al doctor si está la librería

Para qué ir al doctor si está la librería

No sé si leer el Merkaba, hacerle reiki al perro o decorar mi casa con feng shui. Por el momento, me voy a ejercitar con pilates, curarme con flores de Bach y sanarme con plantas. Aunque tal como van las cosas, la epidemia de estrés me provoca ataques de pánico, fobia y ansiedad. Por suerte está la medicina natural al alcance de todos, que si no funciona, me arreglo con el manual de astrología moderna, la numerología para todos, el tarot egipcio y las runas.
Primero, claro, practiqué yoga, hata yoga y raya yoga, pero no pude despertar a kundalini yoga, entonces me compré yoga para nerviosos y, por las dudas, la dieta médica Scardale. Probé el yoga de las cuatro estaciones y Andrés Percivale me dijo que quién es feliz tiene razón. Lo pensé once minutos, pero me pareció la historia de la eternidad y me decidí por el camino abierto del amor. Quisé pasar del dolor al amor, pero solo encontré el camino de las lágrimas. ¿Será que hay que vivir de a dos? Mejor ser amigos y amantes, la pareja perfecta. Claro! sería como pasar de la ignorancia a la sabiduría o de la autoestima al egoismo: hombre y mujer, opuestos complementarios.
Lamentablemente, no tengo inteligencia emocional, ni tercer ojo, ni conocimiento silencioso. Mis zonas erróneas no me dejan conocer a Dios y no sé como suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida, ni siquiera puedo ganar amigos e influir sobre las personas.
Si al menos pudiera ganar mi primer millón, porque me quise convertir en el vendedor más grande del mundo y más bien fui como el peregrino que busca el alquimista: un hombre light o una mujer que corre con lobos.
Me propuse metas: empecé la práctica de las llamas y me quemé, visualicé el séptimo rayo y me partió, así que inicié el viaje a Ixtlán, gasté un dólar cada mil kilómetros, seguí la filosofía de Barylko y todo fue cada vez más simple.
Ahora estoy aprendiendo de las drogas con Escohotado, estudio las profecías de Parravicini y Nostradamus y conozco la doctrina secreta de madame Blavatsky.
Y por eso pido un ángel para cada día, líbranos del mal. No tengan miedo, porque más allá de la vida, hay muchas vidas muchos maestros, y nunca lo olvides: el poder está dentro de ti.